
Siempre es invierno
Miguel, un profesional de la arquitectura del paisaje, se desplaza a Bélgica junto a Marta, su entonces pareja, con el motivo de asistir a un congreso. En ese contexto, su noviazgo abruptamente llega a su fin. Tras la separación, él opta por permanecer en solitario unos días adicionales con el fin de intentar reestructurar su porvenir. Deshecho y sin rumbo claro, Miguel se cruza con Olga, una fémina que colabora como voluntaria en dicho evento de arquitectura. Junto a ella, iniciará un proceso de restauración personal y de comprensión sobre la naturaleza de su recién estrenado plan vital.











